ESPERANZA Y FUTURO A TRAVÉS DEL ECOTURISMO EN UNO DE LOS PAÍSES CON MAYOR BIODIVERSIDAD DEL MUNDO
No hay ningún país en la tierra con más especies de aves que Colombia. La nación sudamericana alberga casi 2.000 especies, alrededor del 20 % de todas las especies de aves del planeta. Desde las imponentes cumbres andinas hasta la verde selva amazónica, pasando por las centelleantes aguas del Caribe y las indómitas selvas de la costa del Pacífico, Colombia cuenta con una asombrosa variedad de hábitats y ecosistemas que explorar. Es un paraíso para las aves y los observadores de aves por igual.
Sin embargo, Colombia no siempre fue el destino más accesible para los amantes de las aves. Mientras que los observadores de aves internacionales soñaban con tachar de sus listas la tangara del Tatamá, el colibrí chivito del Ruiz, la cotorra de Santa Marta y otros más, los observadores de aves nativos sufrían las mismas frustraciones. Durante décadas, los conflictos les negaron el acceso a los rincones más biodiversos de su propio país y la observación de aves siguió siendo una actividad de la que únicamente disfrutaban biólogos e investigadores. Puede que Colombia fuera la tierra de las aves, pero estaba lejos de ser la tierra de los observadores de aves.
Cotorra de orejas amarillas (Ognorhynchus icterotis), colibrí chivito del Ruiz (Oxypogon stuebelii) por Glenn Bartley
Pero esto empezó a cambiar en la última década.
Empezaron a abrirse vastas franjas de Colombia que habían estado vedadas a los civiles, y los observadores de aves pudieron planear aventuras en el Amazonas, los Llanos Orientales y las selvas del Pacífico. La observación de aves se convirtió en sinónimo de exploración y aventura, y una nueva generación de jóvenes observadores de aves con talento alcanzó la mayoría de edad en un país que, de repente, parecía lleno de posibilidades. La observación de aves en Colombia es un nuevo y emocionante movimiento, alimentado por un sentimiento de alegría y descubrimiento.
Carlos Mario Wagner ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de la cultura ornitológica colombiana. Como fundador de la Feria Internacional de Aves de Colombia, en Cali, ha visto cómo la observación de aves ha pasado de ser un pasatiempo para outsiders a uno de los pasatiempos de más rápido crecimiento en el país. “Cuando empecé a observar aves hace quince años, salía del bosque con prismáticos y la gente me miraba con recelo. Ahora, en lugar de preguntarme qué estoy haciendo, la gente me pregunta qué pájaros he visto”.
La Feria Internacional de Aves de Colombia ha pasado de ser una convención para especialistas a una de las fechas más importantes del calendario cultural colombiano. En los últimos dos años, las ferias de aves han proliferado por todo el país; a día de hoy, prácticamente se podría programar una visita a un festival de aves diferente cada fin de semana durante un año, algo que habría sido impensable hace solo diez años.
Ver el entusiasmo de los extranjeros por venir a observar las aves de su país también se ha convertido en un motivo de orgullo para los colombianos, acostumbrados desde hace tiempo a ver su país estigmatizado en los medios de comunicación internacionales. Muchos ven en las aves y la biodiversidad una forma de cambiar esa mentalidad y atraer una atención más positiva hacia Colombia.
La campaña de eBird
Gran Día Mundial
fue un importante catalizador para fomentar este orgullo nacional. Desde 2017, Colombia ha encabezado las listas todos los años, registrando la asombrosa cifra de 1.598 especies en 2019. Eso es casi el 15 % de todas las especies de aves del planeta, vistas en un solo país, en un solo día. Y lo que es más importante, los colombianos compartieron el tercer mayor número de listas de control ese día, testimonio irrefutable de lo mucho que ha crecido la observación de aves en unos pocos años.
Tucán celeste (Andigena nigrirostris) por Glenn Bartley
La oficina nacional de turismo, ProColombia, también ha apoyado con entusiasmo la observación de aves y el ecoturismo, financiando ambiciosos documentales sobre las aves colombianas y situando la biodiversidad en el centro de sus campañas. Los viajeros internacionales que aterrizan en el aeropuerto El Dorado de Bogotá se encuentran ahora con paredes llenas de fotos de aves, ranas y mariposas colombianas.
El intercambio cultural generado entre los observadores de aves internacionales y los entusiastas locales ha contribuido a dar alas a la cultura ornitológica colombiana. El turismo ornitológico también ha generado nuevas fuentes de ingresos en las comunidades rurales.
El impacto positivo de la observación de aves y el ecoturismo
Michelle Tapasco y su familia son un claro ejemplo del impacto de la observación de aves en las zonas rurales de Colombia. Gestionan el Montezuma Lodge en los Andes occidentales, donde se han registrado más de 600 especies de aves. Michelle siempre soñó con poder vivir de forma sostenible en las montañas con sus hijas, y el turismo ornitológico le ha ayudado a convertir su sueño en realidad: “La observación de aves nos ha dado los medios para vivir sin tener que dejar el campo por la ciudad, y nos ha permitido conservar la biodiversidad que nos rodea. Se ha convertido en el trabajo de nuestras vidas”. Sus hijas crecieron rodeadas de observadores de aves visitantes y eso las inspiró para estudiar biología, silvicultura e ingeniería medioambiental y trabajar en el turismo ornitológico. Una de ellas es ahora una de las mejores guías de aves de la región.
Guía profesional
José Luis Pushaina
... cuenta una historia similar desde la desértica península de La Guajira, en la costa caribeña de Colombia. Descubrió la ornitología hace ocho años cuando conoció a los guías colombianos que llevaban a los observadores de aves extranjeros a avistar especies endémicas de la región como el cardenal guajiro y el colibrí ante.
No le cabe duda de que la observación de aves ha cambiado su vida y la de su comunidad indígena wayuu: “El turismo ornitológico ha sido una herramienta importantísima para beneficiar a la comunidad. Todos aquellos que han participado en el turismo ornitológico han visto mejorar sus condiciones de vida de una forma u otra. Ha cambiado la vida de mucha gente”. En una región como La Guajira, que sufre altos índices de pobreza, el impacto económico del turismo ornitológico ha sido inestimable.
Increíble biodiversidad
Sin embargo, aunque la observación de aves pueda constituir la chispa inicial del interés por Colombia para muchos visitantes internacionales, pronto se percatan de que el país ofrece mucho más que 2.000 especies de aves. Por superficie, Colombia es el país más biodiverso del mundo. Aquí hay más especies de orquídeas que en cualquier otro lugar del planeta. El país ocupa el segundo lugar en plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce, el tercero en palmeras y reptiles, y el cuarto en diversidad de mamíferos. Casi el 10 % de la biodiversidad del planeta se encuentra en los bosques, montañas, ríos, llanuras y océanos de Colombia.
A medida que el ecoturismo en Colombia ha crecido, ha comenzado a ampliar sus horizontes más allá de la observación de aves. Cada vez más personas visitan Colombia para avistar ranas flecha venenosas, jaguares, osos de anteojos, ballenas jorobadas, caimanes del Orinoco y anacondas. El auge del ecoturismo también está ayudando a los esfuerzos de conservación de muchas de las especies más vulnerables de Colombia.
Laura Miranda es la directora de la Fundación Cunaguaro, un proyecto de conservación y ecoturismo en la región de los Llanos Orientales. Señala a la nutria gigante como ejemplo de especie que se ha beneficiado del ecoturismo: “Algunas personas solían perseguir a las nutrias porque pensaban que eran una molestia por comerse todos los peces. Ahora, entienden que son una de las especies que más les gusta ver a los turistas y toda la comunidad apoya su conservación. Todo eso es gracias al turismo”.
Mucho por descubrir en Colombia
Pero Colombia no solo destaca por la biodiversidad. El “país de los 2.000 pájaros” también es conocido como el país de los mil ritmos, debido a la increíble diversidad de música y danza. Colombia es mundialmente conocida por la calidad de su café, su creciente cultura gastronómica, sus rutas ciclistas de categoría mundial, sus productos artesanales autóctonos y la amabilidad de sus gentes.
Cada vez más, las empresas turísticas de Colombia se están dando cuenta del potencial de combinar la observación de aves y el ecoturismo con la música, la danza, el café y la gastronomía. Por ejemplo, en el Eje Cafetero, se puede realizar una caminata matutina de observación de aves seguida de una visita guiada a una plantación de café y recibir una lección de manos de un experto barista. En La Guajira, los visitantes pueden avistar flamencos americanos y espátulas rosadas a la fresca luz del amanecer, y luego visitar una reserva de indígenas wayuu para disfrutar de una danza tradicional y aprender los secretos del tejido de sus mochilas artesanales. Los viajeros que se dirijan a la costa del Pacífico podrán disfrutar de una excursión de observación de ballenas seguida de una degustación de marisco fresco de la zona y cócteles artesanales. Puede que incluso mientras tanto encuentren tiempo para avistar un sapayoa o una oropéndola del Baudó. Puede que las aves sean la inspiración inicial para muchos visitantes de Colombia, pero pronto se dan cuenta de que hay mucho más que hacer y ver.
Las agencias ofrecen una amplia gama de experiencias colombianas
Nature Colombia es una de las agencias que ha ampliado su alcance más allá de la observación de aves en los últimos años. La directora comercial de la empresa, Luisa Fernanda Conto, explica cómo ha cambiado la demanda a lo largo de los años: “Cuando empezamos, hace 15 años, el 95 % de nuestros clientes eran empedernidos observadores de aves. Hoy en día, recibimos muchos más visitantes que están interesados no solo en las aves, sino en una experiencia más completa”.
En respuesta a este cambio, Nature Colombia ofrece ahora tours que incluyen una expedición de 12 días en busca de la rana venenosa y su recién lanzado tour “Female Birders Flocking to Colombia”. Este último es exclusivo para mujeres observadoras de aves y apoya a las mujeres colombianas que trabajan en el turismo. En la actualidad, sus tours siempre incluyen actividades que destacan lo mejor de la cultura colombiana junto con la observación de aves.
Luis Urueña, fundador de Manakin Nature Tours, también ve el turismo de aves como una puerta de entrada para experimentar Colombia de una forma más integral. En su opinión, “el turismo ornitológico es mucho más que venir a ver aves; se trata de poder interactuar con las comunidades, conocer la cultura, descubrir la gastronomía y pasar tiempo con la gente”.
La observación de aves y el ecoturismo en Colombia ofrecen a los visitantes la oportunidad única de explorar uno de los países con mayor biodiversidad del mundo y formar parte de una nueva e inspiradora cultura ornitológica que está dando lugar a un cambio duradero y significativo. En ningún lugar del mundo es más evidente el impacto social y de conservación del ecoturismo que cambia vidas que en Colombia, y nunca ha habido un momento más emocionante para planificar un viaje a la tierra de las aves, la música, el café, el ciclismo, las orquídeas, las ranas y casi todo lo que se pueda imaginar.
Acerca de
Chris Bell:
Chris Bell es un escritor y observador de aves inglés que vive en Colombia desde 2011. Ha trabajado como editor del mayor blog de viajes bilingüe de Colombia, The Colombia Travel Blog, y ha contribuido con contenidos a Culture Trip, World Nomads, Uncover Colombia, National Geographic Traveler, The Bogota Post y CNN. Actualmente trabaja como jefe de contenidos de la productora colombiana WhereNext y presenta un podcast de vídeos sobre observación de aves en YouTube, The Birders Show. La observación de aves es su mayor pasión y ha viajado a los 32 departamentos colombianos, observando por el camino más de 1.300 especies de aves. Chris Bell confía en sus NL Pure 8x42 para sus aventuras ornitológicas.