Annette Oelofse se ha ganado por sí misma su gran reputación como conservacionista comprometida con la vida salvaje. Ha estado protegiendo a los rinocerontes en su Reserva de Caza Okonjati en Namibia, África, desde hace casi 30 años. A día de hoy, cría rinocerontes huérfanos con una dedicación y paciencia increíbles antes de liberarlos para que vivan entre sus congéneres en la reserva. Los propietarios privados se ponen en contacto con ella, así como el Ministerio de Medio Ambiente y Turismo, para adoptar y criar a las crías huérfanas.
Lea la entrevista completa con esta impresionante mujer que cada día da lo mejor de sí misma para proteger a los rinocerontes y preservar la biodiversidad de Namibia.
La protección de los rinocerontes es algo que le interesa especialmente. ¿Puede contarnos algo más sobre los rinocerontes de Namibia?
Namibia fue el primer país que recogió la protección del medio ambiente en su Constitución. Por ello, gracias a una dedicada labor de conservación, tenemos el privilegio de que en la actualidad el rinoceronte blanco y el rinoceronte negro sigan campando a sus anchas.
En 1993, Namibia estableció el programa de Custodia del Rinoceronte Negro que se esfuerza por reubicar los núcleos de cría en hábitats adecuados como poblaciones en libertad, donde los propietarios de las tierras asumen la responsabilidad de proporcionarles un entorno seguro y saludable en la medida de sus posibilidades. Fuimos uno de los primeros Custodios y hemos contribuido con una cantidad inconmensurable de tiempo y capital a la protección del rinoceronte negro, a pesar de ser responsabilidad del Estado. Desde entonces, la población de rinocerontes negros se ha cuadruplicado en Namibia. Por desgracia, la caza furtiva en otras partes del país ha vuelto a hacer mella en las cifras. Se debe a la demanda internacional de sus cuernos, valorados por razones de prestigio o con fines supuestamente medicinales, aunque ya se haya demostrado que son nulos. Durante décadas, el rinoceronte negro ha ido evolucionando y adaptándose a los entornos más duros. Ahora, una especie que ha sobrevivido durante millones de años, está a punto de ser exterminada por los humanos por una causa inútil.
Los rinocerontes blancos de Namibia son propiedad privada. Mi difunto marido Jan reintrodujo el primer rinoceronte blanco en la Reserva de Caza de Okonjati en 1975. Los rinocerontes son muy especiales para mí. Son una especie muy gentil y amable, inteligente y emocional. Solo quieren vivir tranquilamente.
Usted ha criado innumerables crías huérfanas y las ha devuelto a la naturaleza. ¿Puede hablarnos un poco más de ello?
Nossi fue la primera rinoceronte huérfana que recibimos en 1995. Solo tenía siete días y nos la trajo el Ministerio de Medio Ambiente y Turismo. Nossi nació prematuramente, con un peso de solo 25 kilogramos, es decir, uno 10 kilogramos por debajo del peso habitual al nacer. Estaba muy débil cuando la pusieron a nuestro cuidado. Personalmente, siempre he sido del pensamiento de que donde hay vida, hay esperanza. Con intensos cuidados y dedicación, especialmente durante los tres primeros meses, así como una buena dosis de suerte, conseguimos salvarla. Se convirtió en parte de nuestra rutina diaria, y dejamos de darle biberones a los 18 meses. Al permanecer a nuestro lado durante siete años, se convirtió en compañera de otros rinocerontes huérfanos puestos a nuestro cuidado. Poco a poco empezó a merodear por la reserva y finalmente a los 11 años tuvo su primera cría. Ahora recorre la totalidad de las 35.000 hectáreas como una más de su especie. Aunque no nos veamos a menudo, me sigue aceptando como su madre rinoceronte. Me saluda como lo hacen los rinocerontes y me presenta a cada nueva cría. En 2021 cumplió 26 años y dio a luz a su décima cría. Entre nosotras existe una conexión personal imperecedera, un vínculo especial, que atesoro profundamente.
DATOS SOBRE
LOS RINOCERONTES DE NAMIBIA
En Namibia, tanto los rinocerontes blancos como los negros siguen viviendo en libertad. Pero ambas especies de rinocerontes siguen en peligro de extinción, principalmente por la caza furtiva. Annette Oelofse lleva más de 25 años comprometida con la protección de estos animales. Se ha hecho un nombre por su enfoque sostenible y extremadamente exitoso de su método de cría.
En la Reserva de Caza de Okonjati, un sólido equipo de lucha contra la caza furtiva se encarga de la protección de los animales, día y noche. Esto incluye patrullas perimetrales, así como vigilancia desde el aire. Hay rastreadores especiales que se desplazan regularmente para identificar a cada uno de los ejemplares. La identificación de cada rinoceronte se basa en las fotos de sus inconfundibles arrugas en los labios.
Puede apoyar el proyecto de rinocerontes de Annette Oelofse a través del Fondo del Rinoceronte del Monte Etjo.
Ya la han llamado “la susurradora de rinocerontes”. ¿Puede describir su especial conexión con estos animales? ¿Cómo se comunica con ellos?
Me siento honrada de que me llamen la “susurradora de rinocerontes”. Mi conexión con los rinocerontes proviene de lo más profundo de mi ser. A lo largo de los años he adquirido una comprensión integral de su lenguaje corporal, así como de sus necesidades emocionales y psicológicas. Los huérfanos sienten la calma en mi voz, a menudo saludan buscando mi respiración, leen mi estado de ánimo tanto como yo el suyo. Cada vez que me encuentro con Nossi en la sabana, aunque no nos hayamos visto en meses, seguimos el mismo ritual. Cada vez que nos vemos, me invade una emoción muy espiritual, que me deja asombrada y agradecida por la confianza que me brinda.
ACERCA DE
ANNETTE OELOFSE
Annette Oelofse nació en Otjiwarongo, una pequeña ciudad al norte de Namibia. Su madre había emigrado de Alemania en la década de 1950. Creció en un rancho de ganado que gestionaban sus padres en medio de la sabana. Desde la más tierna infancia, Annette y sus tres hermanos ayudaron en las tareas de la granja: pastorear al ganado, vacunar a los animales y ordeñar las vacas. Acompañaban a su padre en las cacerías y más tarde empezaron a cazar ellos. “La mayoría de las noches volvíamos a casa sudados y llenos de polvo. ¡Nos encantaba!” La vida en la sabana en armonía con la naturaleza, y la incansable dedicación y diligencia de sus padres hicieron de Annette Oelofse la persona que es hoy. En la década de 1980 se casó con Jan Oelofse, conocido conservacionista de la vida salvaje. Su hijo Alexander nació en 1985. Durante 30 años, Annette y Jan trabajaron juntos para construir la Reserva de Caza Okonjati. En la actualidad, Annette dirige la reserva y los alojamientos junto con su hijo, su esposa Carola y los dos hijos de estos. Le encanta la naturaleza en todas sus facetas, también la acampada y la fotografía.