La naturaleza es buena para nosotros. Numerosos estudios han probado sus innumerables efectos beneficiosos sobre el bienestar, que son especialmente evidentes en zonas de gran biodiversidad.
Salir a la naturaleza es, sencillamente, bueno para nosotros. Respirar aire limpio y fresco, escuchar el piar de los pájaros y contemplar los colores y el paisaje... Todo ello nos hace estar felices y tiene un efecto positivo en nuestro bienestar.
En general, las personas que tienen acceso a espacios verdes tienden a tener una mejor salud y un menor riesgo de muerte prematura. Tener la naturaleza en la puerta de su casa es una verdadera motivación para ser más activo/a. Y es sabido que la actividad física puede ayudar a evitar enfermedades cardiovasculares, la diabetes y los accidentes cerebrovasculares.
Respirar
salud
Además de ser muy relajante, pasear por el bosque también refuerza nuestro sistema inmunológico. Se debe a los terpenos, sustancias que utilizan las plantas para comunicarse entre sí y defenderse de sus depredadores. Investigadores japoneses han descubierto que cuando nos “bañamos en el bosque”, estos mismos mensajeros activan las células asesinas naturales del cuerpo, que alejan las enfermedades. Así que, bocanada a bocanada, el bosque nos llena de bienestar.
Prescrito
por los médicos
Las islas Shetland, en Escocia, se enfrentan a varios problemas sanitarios. Cada vez hay más personas que sufren afecciones como diabetes, ansiedad y depresión. Como parte de su tratamiento, las autoridades sanitarias pretenden animar a los habitantes a pasar más tiempo al aire libre en este espectacular entorno natural. Los diez consultorios médicos de las islas están colaborando estrechamente con la Real Sociedad para la Protección de las Aves (RSPB, por sus siglas en inglés), que está elaborando un calendario estacional para inspirar a los isleños a practicar la observación de aves.
La naturaleza
no tiene precio
La naturaleza ofrece enormes beneficios para nuestra salud. Científicos de la Universidad Griffith de Brisbane calcularon que los parques nacionales y las zonas de conservación de la naturaleza de todo el mundo contribuyen a ahorrar 5.400 millones de euros en costes sanitarios cada año gracias a la prevención de las enfermedades mentales.
La felicidad
es un ave
Un entorno saludable con una gran biodiversidad tiene efectos especialmente beneficiosos para la salud física y mental. Numerosos estudios han demostrado el vínculo existente entre la biodiversidad y el bienestar. Para comprobar estas afirmaciones, los científicos tienen en cuenta cada vez más la cantidad de aves del entorno, ya que estas criaturas aladas son unos indicadores ideales de la diversidad biológica.
En un estudio europeo, los investigadores del Centro Alemán de Investigación Integral de la Biodiversidad (iDiv), la Sociedad de Investigación Natural Senckenberg y la Universidad de Kiel descubrieron que la presencia de un mayor número de especies de aves en una zona aumentaba la satisfacción vital en una medida similar a la que lo haría un aumento de sueldo. Por lo tanto, se deduce que los europeos más felices son aquellos que pueden disfrutar de muchas especies diferentes de aves cada día o que viven en entornos naturales, variados y biodiversos.
El poder curativo
de la naturaleza
Los pacientes convalecientes se recuperan en menos tiempo después de una operación y necesitan menos analgésicos si pasan tiempo al aire libre en entornos verdes. Y se aplica incluso si simplemente tienen la oportunidad de contemplar un espacio verde desde su ventana del hospital.
Aliviar
el estrés
Se ha demostrado que un estilo de vida al aire libre reduce el estrés. Por ejemplo, una caminata por un bosque reduce los niveles en sangre de cortisol, la hormona del estrés, lo que a su vez tiene un efecto positivo sobre el pulso y la presión arterial. Nuestro cuerpo se regenera en un estado de relajación. Además, refuerza la respuesta inmunitaria. Curiosamente, el simple hecho de contemplar un bosque –en comparación con una ciudad– también reduce la concentración de cortisol.
Más verde
menos ansiedad
El contacto con la naturaleza desempeña un papel esencial en la prevención y el control de los trastornos mentales. Alivia sentimientos negativos como la ansiedad y la rabia. Incluso un paseo de una hora y media por la naturaleza reduce la tendencia a obsesionarse con los problemas, una cuestión que afecta especialmente a las personas que sufren depresión. Un paseo por un bosque también puede aliviar los trastornos del sueño.
Estamos menos solos al aire libre
En las zonas urbanas en particular, los espacios verdes son importantes lugares de encuentro que desempeñan un papel fundamental en las interacciones sociales. Ahora sabemos que las personas con muchas relaciones sociales tienden a vivir más tiempo y a sufrir con menos frecuencia depresión y, posteriormente, demencia.
Las personas con bajos ingresos y con acceso a pocas alternativas gratuitas son las que más se benefician de los espacios verdes. Tampoco hay que pasar por alto los efectos positivos de la naturaleza para la integración social: experimentar la naturaleza con otras personas es una experiencia integradora para los grupos desfavorecidos o marginados, como los migrantes.
Nos beneficiamos enormemente del tiempo que pasamos fuera disfrutando y contemplando la naturaleza. Por ello, nos interesa preservar estos paisajes y hábitats por el bien de nuestra salud.
