Acabo de llegar de un viaje de una semana de observación de rapaces cerca de Tarifa, España, el pueblo más meridional de Europa continental, junto al Estrecho de Gibraltar. Una vez más, me vino a la cabeza el misterio del ratonero de esta zona.
Ya en la década de 1990, cuando empecé a visitar esta región con asiduidad, recuerdo observar los ratoneros comunes rojizos, bastante similares a los ratoneros de la estepa de mi Finlandia natal y que suelo ver durante su migración en Oriente Medio. No obstante, según la literatura y mis amigos españoles, el ratonero de la estepa nunca se había registrado oficialmente en España. No estaba en el catálogo español de ratoneros. Aquella era la época de las cámaras de carrete y era difícil acercarse lo suficiente como para documentar adecuadamente estas aves tímidas. A pesar de que conseguí fotografiar algunos ejemplares, incluyendo algunos ratoneros moros errantes, nunca pude acercarme lo suficiente a los ejemplares más interesantes.
Gibraltar Buzzard (ratonero de Gibraltar) adulto
observado en mi último viaje, avistado desde el Mirador del Estrecho, cerca de Tarifa el 10 de septiembre de 2017. Cabe destacar los fuertes colores rufos de esta ave y, especialmente, la cola rojiza, en este caso, con una banda subterminal negra ancha. Una cola como esta no es habitual ni en ratoneros moros ni en comunes.
Una década más tarde, observadores reputados se desplazaron a esta zona. Se “volvieron a encontrar” con los ratoneros y no se trataba de ejemplares errantes, ya que también localizaron sus nidos. Este enigma de los ratoneros se resolvió especialmente gracias al trabajo de Javier Elorriaga y Antonio Román Muñoz. Su trabajo de campo incluyó varios viajes cruzando el Estrecho al norte de Marruecos y a la ciudad española de Ceuta, situada en la costa norte del continente africano, donde se sabía que criaban aves similares.
El mismo adulto de Tarifa
10 de septiembre de 2017, en el que se observan partes superiores oscuras, similares a las de los ratoneros comunes, salvo por la destacada cola rojiza con una banda negra ancha de la cola.
En septiembre de 2012, los tres cruzamos el Estrecho junto con dos ornitólogos americanos para observar estas aves en territorio africano. En Ceuta, observamos una pareja de cría con dos polluelos con plumaje adulto y en Marruecos nos encontramos con varios ejemplares más. Debatimos largo y tendido sobre estas aves, ya que Antonio y Javier estaban preparando una publicación con sus resultados. La conclusión fue que estas aves eran parte de una población híbrida, un cruce entre ratonero moro (también conocido como cirtensis) y ratonero común. Ratoneros comunes errantes migrados de Europa se emparejaron con ratoneros moros en la costa africana del Estrecho al tiempo que, en España, ratoneros moros provenientes de Marruecos se aparearon con ratoneros comunes (para más información, consulte Elorriaga, J. & Muñoz, A-R 2013: Hybridisation between the Common Buzzard Buteo buteo buteo and the North African race of Long-legged Buzzard Buteo rufinus cirtensis in the Strait of Gibraltar: prelude or preclude to colonization? Ostrich 84: 41-45).
Una hembra adulta de Gibraltar Buzzard (ratonero de Gibraltar)
uno de los ejemplares que anidan en Ceuta. La coloración amarilla y rojiza proviene del ratonero moro, al igual que el flanco oscuro, mientras que la cabeza y las infracobertoras alares son más oscuras de lo que cabría esperar en un ratonero moro “puro”.
Una característica de una población híbrida (o enjambre híbrido) como esta es que las aves son muy variadas. Algunas se parecen a los ratoneros comunes, con características de los ratoneros moros, mientras que otras pueden ser idénticas a estos últimos, salvo por algunos detalles que denotan su herencia europea, y el resto pueden ser una combinación de ambos géneros. En resumen, muchos de estas aves se parecen mucho a los ratoneros de la estepa, la subespecie oriental del ratonero común.
Partes superiores
de la misma hembra adulta de Ceuta. Cabe observar el fino barrado de la cola anaranjada, similar a la del ratonero moro, mientras que la coloración de la cabeza y las partes superiores en general es más oscura que en las observadas en la especie africana.
Antiguamente, los híbridos entre diferentes especies de rapaces se consideraban extremadamente raros, pero estudios recientes han revelado que son, de hecho, bastante comunes. La hibridación ocurre también entre otras especies de ratoneros y se ha documentado que sucede también en otras especies como los aguiluchos pálidos, halcones y águilas moteadas, por nombrar solo algunas. Desde un punto de vista evolutivo, las hibridaciones como estas podrían, al menos en teoría, dar lugar a una nueva especie. Si los híbridos procrean endogámicamente, sin aportación genética de las especies originales, con el tiempo formarían su propia entidad genética. Serían genéticamente diferentes sus dos especies parentales, que a través de la hibridación habrían dado lugar a una tercera especie. El aislamiento, factor necesario para esta situación, ocurre raramente en la naturaleza, pero las islas podrían servir como refugios en los que las aves errantes de diferentes especies estrechamente relacionadas podrían hibridarse y, con el tiempo, crear una nueva especie. La especialización a través de la hibridación podría convertirse así en la vía rápida de la evolución.
Un Gibraltar Buzzard (ratonero de Gibraltar) juvenil
avistado en septiembre en Tarifa. Se distingue del ratonero común juvenil por la cabeza y las cobertoras rufas, el iris muy pálido, las cobertoras superiores ligeramente puntiagudas y la cola con plumas casi uniformes.
Dick Forsman es un ornitólogo, escritor, artista y guía de viajes finlandés. El profundo interés de Dick por las aves, especialmente las rapaces, empezó durante su tierna infancia y, desde entonces, ha desarrollados su vida alrededor de su pasión. http://www.dickforsman.com.
Fotografías y textos © Dick Forsman