La vida de las aves es tan rica como compleja. Cada año superan verdaderos retos tomando decisiones a la hora de encontrar pareja, decidir dónde y cómo criar mejor a sus polluelos, establecer un territorio, construir un nido y encontrar comida suficiente para sobrevivir.
Como ocurre con los seres humanos, lo que hace un ave en cada momento del año viene dictado por las estaciones, su etapa vital y los cambios de su entorno (como la abundancia o escasez de luz diurna). Sin embargo, poder volar da a muchas aves la oportunidad de viajar en busca de alimento, días más largos o un lugar seguro para criar a sus polluelos, ya sea dentro de la misma región, de forma nómada o a distancias increíbles.
1. QUEDARSE O EMPRENDER EL VUELO
En la Tierra hay más de 11.000 especies de aves, y sus estrategias anuales de supervivencia son tan coloridas y variadas como sus plumajes. A grandes rasgos, un 19 % de las aves migran distancias cortas o muy largas en respuesta a la disponibilidad estacional de alimentos o para evitar la competencia de otras especies por los recursos. Otras aves son más sedentarias, capaces de mantenerse en una misma zona durante todo el año. Algunas de estas aves se desplazan entre regiones o cambian de altitud según la estación.
2. UNA DIETA ADAPTADA A CADA ESTACIÓN
La forma en que transcurre el año para las aves depende de numerosos factores. Para los omnívoros como el carbonero cabecinegro (fotos de arriba), la primavera y el verano son para devorar insectos. Los meses más cálidos del hemisferio norte son ideales para atraer a una pareja y criar. Con abundante comida disponible, tanto machos como hembras tienen tiempo para horadar una cavidad en un árbol en la que poner huevos. En los meses más fríos, los carboneros se alimentan cada vez más de semillas, bayas y materia vegetal, aunque también comen insectos, arañas o trozos de carne de animales congelados.
3. SIEMPRE EN MOVIMIENTO
El correlimos común, que migra para reproducirse en verano, se pasa la vida en movimiento, recorriendo distancias a menudo increíbles. El correlimos común, que se alimenta de invertebrados en aguas poco profundas, viaja desde las regiones de la tundra subártica y ártica donde habita durante el verano hasta lagos y lagunas más al sur para pasar el invierno.
CASCANUECES DE CLARK
4. EL JUEGO DEL ESCONDITE
Para sobrevivir al invierno, el cascanueces de Clark (foto de arriba) saca todo el potencial a su agudo sentido de la memoria. Recoge hasta 30.000 piñones durante tres semanas de noviembre y los entierra cuidadosamente en un área de más de 500 kilómetros cuadrados. Durante los siguientes ocho meses, consigue recuperar más del 90 % de estas semillas, incluso aunque estén cubiertas de nieve.
5. EL COLECCIONISTA DE TESOROS
A pesar de que algunas aves sean sedentarias, eso no significa que no se mantengan ocupadas a lo largo del año. En los bosques de Nueva Guinea, los pergoleros (fotos arriba, a la izquierda: pergolero grande Chlamydera nuchalis; derecha: pergolero pardo Amblyornis inornata) pasan nueve meses construyendo su fantástico lek o nido de amor. Para los machos, hay disponibilidad de comida durante todo el año, lo que les deja tiempo libre para impresionar a las hembras decorando su lek con brillantes tesoros, como alas de escarabajo, flores o incluso trozos de plástico de las comunidades humanas cercanas.
6. HACERSE NOTAR
Ya sean sedentarias o migratorias, muchas aves pasan épocas concretas del año cantando enérgicamente. Lo hacen para anunciar su presencia tanto a posibles parejas como a sus rivales. Dado que cantar requiere mucha energía, los pájaros más pequeños y débiles no pueden engañar haciéndose pasar por un rival o pareja más grande y fuerte de lo que es en realidad. Por lo tanto, solo los pájaros más sanos y vigorosos pueden dedicar la energía necesaria a emitir un canto fuerte y continuo, eludiendo a la vez a los posibles depredadores. Dedicar tiempo y energía a aprender diferentes cantos y sonidos puede ayudar a los machos a atraer a las hembras. Las magníficas aves lira (foto de abajo, a la izquierda) de Australia, por ejemplo, son magníficos imitadores capaces de copiar sonidos increíbles. Durante su vida, el sinsonte norteño (fotos abajo, derecha) puede aprender e interpretar hasta 200 cantos diferentes.